jueves, 10 de noviembre de 2011
Mi pantalón de yoga nuevo
El único deporte que practico con cierta asiduidad es el yoga. Hace muchos años que hago y he pasado por un montón de escuelas. Empecé en Londres, a los veinte años, en el gimnasio de la universidad. Las clases me sentaban tan bien (a pesar de no entender la mitad de las cosas que decía la profesora) que al salir, me fumaba un paquete de cigarrillos entero (era en la época en la que todavía se fumaba, a looooooong time ago). La última escuela a la que fui, la dejé el día en que la profesora decidió hacer ejercicios en pareja. Me tocó el único chico de la clase (nos emparejaban por estatura), un tío con perilla, una especie de cresta trenzada en medio de la cabeza, un tatuaje místico (no una tía en bolas, noooooo, un signo que debía significar algo sobre la paz en el mundo, etc), pinta de espiritual, pantalones harem... enfín... ya me entendéis... Al final de la clase, nos hicieron poner la mano sobre el corazón de la pareja y cantar una canción mirándonos a los ojos. ¿Y qué queréis que os diga? Me pareció todo demasiado íntimo. No tengo ganas de que un desconocido me ponga la mano encima del corazón (y de lo que hay encima del corazón) y me mire a los ojos mientras me canta una cancioncilla, por muy místico y espiritual que sea. Tampoco disfruté especialmente del ejercicio en el que se sentaba encima de mi columna vertebral (o sea, su trasero encima de mi delicadísima y refinadísima columna vertebral) y casi me la parte. Al acabar la clase, me dijo que tenía unos ojos muy bonitos. No volví a pisar la escuela. En fin, mañana empiezo en otra escuela. Me he comprado los pantalones de yoga menos espirituales que he encontrado (¡¡¡¡¡¡de leopardo!!!!!! ¡¡¡¡geniales!!!) para que esta vez no haya malentendidos y no me tomen por una mística a la que se le puede poner la mano sobre el corazón sin que les dé un tortazo.
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Son geniales! Yo me pongo muy nerviosa haciendo yoga, mira que lo he intentado más de una vez, pero no lo consigo. Claro que con unos pantalones así, igual me animaría..... Feliz jueves y feliz clase!
ResponderEliminarMilena, me encaaaaaanta!
ResponderEliminar...entiendo lo de la pareja londinense de yoga...
ResponderEliminar...que llevara perilla no tiene pase...
anda que al místico le faltó tiempo para bajar de las alturas canoras, ponerte la mano encima, su canción encima, su "culo" encima, sus ojos encima y su "quéojostanbonitostenertúquerercenarconmigo?"
ResponderEliminarmucha levitación y mucho halo celestial pero al final tira más la tierra y la carne...
qué pacientes somos algunas mujeres. y mira que fui paciente hasta que un día me harté y la mano se me fue a mí. porque una mano en mi trasero sin mi permiso es un guantazo automático en la cara.
pero que me encanta ese pantalón. seguro que se lo piensan antes (y yo que aspiro a ser catwoman en otra vida...)
Con ese pantalón en la nueva clase vas a captar todas las miradas...algunas de venenosa envidia - la envidia es muy mala, pero muy productiva a la vez: al envidioso se le cala rápido...cuanto más falso suena un cumplido, más delata al que lo da -. Me encanta el leopardo.
ResponderEliminarPero regreso, que me voy. Hacer lo que le apetece a uno porque uno lo vale es el camino.
PS...no sé si lo dije un día...será que me repito o me hago mayor...me puse a bailar con una amiga en mitad de un pub al son de música brasileña en directo...ver las caras de los hombres con sus vasos en la mano, como estatuas de arena que gritaban en silencio "ese tipo hace exactamente lo que me gustaría hacer a mí, y más con ella"...
arena para los aburridos...sal de la vida para los que no lo son.
Hola Dino:
ResponderEliminarSí, lo de la perilla es complicado...pero por otro lado, pienso que los tíos tienen tan pocos elementos estéticos con los que jugar comparado con las mujeres.
Un abrazo.
Hola Gilbert:
ResponderEliminarSí, los hombres aquí no son muy bailongos...
A mí también me encanta el leopardo, me he de retener para no comprar todo lo que veo de leopardo...
Besos.
que se ponga una barba a los Carlos Barral (bueno, en fin, para ello, tendría que tener su pelo, su cara, su todo...) a lo que iba...hasta ahora, no he visto todavía una perilla que me guste...
ResponderEliminarQuerido Dino:
ResponderEliminarMe temo que Carlos Barral, a quien vi a menudo, de niña, en casa de mi madre, no tiene herederos (físicos, quiero decir)... Y sí, las perillas son un asco...
Un beso.
Lástima que fueras todavía una niña para perderte el viaje comercial que hicieron por España con tu madre...lo leí en "Confesiones de una editora..."
ResponderEliminarrespecto los herederos físicos, los veía en una época que eramos vecinos...los gemelos algo conservaban...de físico...y hay un poema genial de Jaime G de B que habla de la mayor cuando era una niña...
besos
A los hijos no les conocí. No se puede decir que ninguno de aquellos personajes fuesen muy familiares. Yo recuerdo reuniones de adultos sin hijos, pero con un glamour que ha desaparecido. Me intimidaban todos bastante.
ResponderEliminarHola: Comparto contigo la afición al yoga, es un ejercicio muy saludable y una filosofía de vida que recurro a ella muchas veces.En GENERAL , me encanta la estética de la gente del yoga,gente sencilla,sincera, serena, auténtica y sin ambages.Desde luego los necesito como complemento de esas otras personas frívolas, estiradas, clasistas y "educadas "que por circunstancias tengo que tratar.
ResponderEliminarYo también tengo pantalón harem...comprado en Fuenterrabía y hecho en la India.
¡No me digas que eres el que se me sentó encima! Jajajaja. Es broma. Sí, yo también detesto a los frívolos, estirados, clasistas y mal educados.
ResponderEliminarUn beso.
Mis pantalones de leopardo también están hechos en India!!!!! Increíble!!!!
ResponderEliminarNo, soy una yogi que también conoce varias escuelas y que me sorprendo con esa clase tan rara que recibiste.¿Algún día nos hablarás del "look" de la Gauche Divine que tanto nos llamó la atención a la gente que vivíamos fuera de Barcelona?.
ResponderEliminarLos niños de la Gauche Divine fuimos educados en el Parvulario Pedralbes y con canguros. No estábamos presente en los saraos, a no ser que fuesen en nuestra casa y que no nos hubiesen mandado a algún sitio. En cualquier caso, cuando llegué a la adolescencia y ya hubiese podido empezar a estar presente, la Gauche Divine ya había pasado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Quién iba a pensar que el yoga fuera una actividad de riesgo; hasta ahora solo me parecía aburrido.
ResponderEliminarDeberías ir vestida de karateka, para intimidar. A no ser que enfrente tengas un no místico interesante.
¿La relación entre asistentes suele ser 9 a 1?
Besos
¿No fuiste a Munner? Munner es uno de mis paraísos perdidos...
ResponderEliminarHola Gilbert:
ResponderEliminarSí, fui a Munner y al Parvulario Pedralbes. Es una laaaaarga historia de niños ricos y padres sin demasiadas ganas de ocuparse. Al Parvulario Pedralbes se iba los fines de semana (y antes de Munner, también durante la semana). Allí estaban los hijos de Johan Cruiff, de Vargas Llosa, etc. Me aterraba dormir allí, a pesar de que era una torre maravillosa en Av. Pearson. Pero bueno, han pasado mil siglos de todo eso.
Un beso.
Hola Soldner:
ResponderEliminarNo es nada aburrido. Yo soy un nervio y me va muy bien. Hace que me calme. Es genial. Dice la pobre chica que tenía que haber empezado la semana pasada y prefirió quedarse en casa navegando por internet y mirando ropa... Y me parece patética la gente que va al gimnasio a ligar. ¿No crees?
Un beso.
Entonces tuve suerte. Me perdí el parvulario pedralbes. Ya solo el nombre da miedo ;)
ResponderEliminarSigo en contacto con la directora, una mujer maravillosa, Montserrat Leita. No, no era un sitio terrorífico en absoluto. Era muy bonito, tocaban el piano, había un gran jardín, etc. Pero la parte de arriba y los dormitorios daban miedo. Tuve una infancia feliz y me alegro de que mi madre no renunciase nunca a nada por nosotros. No hay deudas pendientes.
ResponderEliminarFeliz fin de semana.
Escépticos del yoga, mirad un comentario sobre un pantalón para realizar esa disciplina lo que ha dado de sí, 23 comentarios. ¿Por qué será?.Bye
ResponderEliminarCuando te pregunto por la relación 9 a 1 puede ser por saber la tendencia estadística; o quizá para reflexionar sobre el desinterés de los varones por esa disciplina. Pero no, tu presunción es que mi único interés con la pregunta es ligar en caladero inédito y además en chandal. En fin.
ResponderEliminarA pesar de todo te mando besos.
Hola Soldner:
ResponderEliminarJamás pensé que tú fueses al gimnasio a ligar, no lo decía por ti. Lamento el malentendido. Sí, en yoga suele haber muchas más mujeres que hombres.
Un beso.
Soldner:
ResponderEliminarLa relación de 9 a 1 es por la sencilla razón de que somos más mujeres que hombres en este planeta y porque también sabemos que, para el estrés, filosofía milenaria y para la crisis, recetas espirituales. Lo dice Lou Marinoff y no yo.
Anónimo gracias por tu observación. Sin embargo si en este planeta hubiera más mujeres que hombres en relación 9 a 1 seríamos todos musulmanes.
ResponderEliminarSobre Marinoff lo único que puedo decir es que tiene nombre de salsa. Estamos apañados si dices que dice que la(s) crisis se solucionan con recetas espirituales.
Aquello del prozac y no sé qué, era infumable.
Eres muy gracioso.
ResponderEliminarUn beso.
SI, Soldner un poco de espiritualidad contra la avaricia financiera (crisis). No es la solución pero algo ayudaría. Y por supuesto, más PLATON y menos no sé qué, es muy fumable.
ResponderEliminarSaludos.
Chicos: ¡¡¡no os peléis y no os ofendais por cosas sin importancia!!!
ResponderEliminarBesos.