martes, 14 de junio de 2011
Un verano y tres vestidos
Tengo un montón de vestidos de verano, aunque después siempre acabo llevando el mismo, un vestido de algodón de APC que los hombres dicen que parece un mantel de casa de comidas (es de cuadritos rojos y azul marino) y las mujeres que es muy bonito... Me gustan los vestidos de verano porque dejan pasar el aire, porque a veces son lo más parecido a no llevar nada, porque no hay que preocuparse para que la parte de arriba y la de abajo conjunten, porque son femeninos, porque a veces me recuerdan a mi niñez de vestidos de nido de abeja (tengo la madre más atípica y rebelde del mundo, pero pasé la infancia con vestidos de princesa, zapatos de charol negro y calcetines blancos hasta la rodilla), porque sacarse los tejanos después de todo un invierno es una liberación, porque los vestidos livianos se mueven y ondulan, y por lo tanto el cuerpo también, y no hay nada como un cuerpo ondulante.
En fin, ya falta poco para las rebajas y les he echado el ojo a estos vestidos. Los tres son de APC (una de mis tiendas favoritas). El primero es la versión de este año de mi mantel de casa de comidas. El segundo me gusta porque es de seda y porque tiene cintura (muy importante la cintura, un día hemos de hablar de eso). Y el tercero me gusta porque he pasado un invierno un poco en blanco y negro, y tengo ganas de color. Bueno, ¿qué os parece? ¿Cuál os gusta más?
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Me gusta el del centro, porque como bien dices la cintura es importante, aunque a algunos les cueste media vida y trillones de farragosos, absurdos e inconducentes abdominales mantenerla, total, para luego exhibir un bigotito blanco ridículo y el mismo peinado planchado desde hace siglos. Y me gusta el del centro porque es el que combinaría mejor unas sandalias que a mí me parecen bajadas directamente del Olimpo y que probablemente pueden hacerte perder la cabeza, porque sí, para el verano mejor algo más fresco, algo que si fuera mujer no habría dudado ni un segundo en comprarme - el plástico es el que habría dicho no, que no, que no, que no lo hagas, que estás loco, que...- en fin.
ResponderEliminarVoy a regalarte esa foto. Una foto que hice hará un mes o dos en un escaparate. No sé si hago bien o no. Por un lado seguro que hago bien porque creo que esas sandalias te van a encantar hasta el tuétano del entendimiento, por el otro no lo estoy tanto porque como te gusten puede ser una terrible condena....Pero a mí me parecen simplemente lo más...vamos, que me haría mujer un día por llevarlas puestas...Así que cuando leas esta entrada visita ese escaparate que colgaré in your sweet wall for your pleasure...
P.S. : En cuanto a los comentarios sobre las mantelerías, los hombres siguen sin entender...que no se enteran, y mira que le ponen buena voluntad algunos, pero no se dan cuenta que un vestido no es nada sin la mujer que lo lleva...Si se fijasen en el movimiento no verían un mantel...Verían a una mujer segura de sí misma, que es lo que en el fondo - y en la forma - importa. El resto, cuestión de gustos.
Gil!!!!!! Corre!!!!! Me muero de ganas de ver las sandalias que dices!!!!!
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo. Apoyo totalmente esta loa al vestido (veraniego y también invernal), no hay nada como el. De tu selección me quedo también con el segundo: porque parece seda (y ese material en la piel es un paraíso) y porque es azul klein (y ese color me hace sentirme elegante siempre).
ResponderEliminarTu vestido mantel me recuerda a muchas "batas" de estar por casa que yo gustosamente habría elevado a otra categoría... Qué pena da que la ropa se gaste, ¿verdad? Yo cuando sea rica me compraré las cosas que me gustan mucho a pares, para que sean inmortales.
Querido Gil:
ResponderEliminarYo me fio bastante de la opinión de algunos hombre (de mis hombres) para la ropa, incluso la de mis hijos (3 y 11 años) cuenta, más que la de las mujeres.
Querida MGómez:
Hoy por la calle he visto que hay muchísimas chicas que están de acuerdo con nosotras, ¡nunca había visto tantos vestidos! Muy chulo. A mí me gusta el último, el de colores, que también es de seda.
Besos.
Milena