Cuenta la leyenda (o sea, mi madre) que la primera mujer de mi padre era una mujer tan hermosa y tan segura de su belleza, que en cuanto te despistabas te enseñaba los pechos, ya estuvieses bajando con ella en un ascensor, o en el baño de un restaurante, o en la sala de espera del dentista. Fantaseé con ella durante toda mi adolescencia. No podía entender que mi padre hubiese dejado a una mujer que te enseñaba las tetas en el ascensor para irse con mi madre, que se pasaba el día trabajando y leyendo. Más tarde entendí que la feminidad también se podía conquistar por otros caminos: la cabeza, la ropa. Hay mujeres que se visten de jovencita (grave error), mujeres que se visten de niña (gravísimo error), mujeres que se visten de hombre, mujeres que se visten de femme fatale, mujeres que se visten de esposa respetable, mujeres que se visten de refugiada política, mujeres que se visten de intelectual, mujeres que se visten de elegante. Y hay mujeres que sencillamente se visten de mujer. Sin más. De mujer. A veces me pregunto por qué nos cuesta tanto vestirnos de mujer. A fin de cuentas es lo que somos. Es lo que chillan nuestros cuerpos (lo queramos o no, intentemos domarlos, cambiarlos, conservarlos, o no). El otro día decía que echaba de menos a los hombres de verdad, hoy echo de menos a las mujeres vestidas de mujer. Yo, que voy siempre con unos tejanos caídos dos tallas demasiado grandes y que para subirme a unos tacones o ponerme un escote me he de preparar psicológicamente durante una semana. En fin, me voy a "chercher la femme" que hay en mí, a ver si la encuentro.
Feliz semana, pequeñuelos.
¿Necesitaba verdaderamente enseñar tanto los pechos? Probablemente de lo único que estaba segura era de su par de tetas. De haber estado segura de sí misma - que en eso van incluidos la belleza, el atractivo o aquellos signos externos de los que uno pueda echar mano para caminar sin muletas por el mundo -, no habría necesitado insistir tanto. Tanta insistencia me indica que sus pechos eran simplemente lo único que le permitía salir a flote, lo único que le permitía destacar - eso creía -. Pero es que cuando uno sabe nadar no necesita flotadores. Uno ve más allá, más lejos para descubrir más de cerca lo que verdaderamente merece la pena.
ResponderEliminarVestirse de mujer, vestirse de hombre...¿es realmente el "vestirse de" lo que le hace a uno más mujer o menos hombre?
La única respuesta genial que he encontrado me la dio el diálogo de un guión genial, de una película única. Víctor/Victoria y este diálogo entre Víctor (V: Julie Andrews ) y King Marchand (M: James Garner). Ahí se da la clave de lo que significa ser hombre, que en realidad también significa ser mujer: simplemente ser uno mismo, lo vistamos como lo vistamos.
V: You were saying, Mr.Marchand?
M: Well, I just find it hard to believe that you’re a man.
V: Because you found me attractive as a woman?
M: Yes, a matter of fact.
V: It happens frequently.
M: Not to me.
V: It proves the old adage, “There’s a first time for everything.”
M: I don’t think so.
V: But you’re not a hundred percent sure.
M: Practically.
V: But a man like you, someone who believes he could never, under any circumstances, find another man attractive…the margin between “practically” and “for sure” must be as wide as the Grand Canyon.
M: If you were a man, I’d knock your block off.
V: And prove that you’re a man.
M: That’s a woman’s argument.
V: Your problem, Mr. Marchand is that you’re preoccupied with stereotypes. I think it’s as simple as, you’re one kind of man…I’m another.
M: And what kind of man are you?
V: One that doesn’t have to prove it, to myself or anyone. Excuse me.
¿Y cómo se viste una de mujer? ¡Queremos ejemplos prácticos! Hoy he visto a una señora vestida de chica, y me ha parecido bastante esperpéntica, la verdad, pero me he quedado pensando qué significa vestirse de mujer...
ResponderEliminarHola Gil:
ResponderEliminarPara contestarte debería escribir otra entrada... Ser uno mismo no es fácil, la ropa nos ayuda a veces, otras hace que nos extraviemos más...
Hola anónimo:
Vestirse de mujer es empezar por aceptar que la mayoría de nosotras tenemos curvas y aprender a vestir esas curvas sin miedo.
Besos.
Milena