viernes, 8 de abril de 2011
El "foulard" azul
No creo en la fidelidad estilística (solo creo en la fidelidad a uno mismo), lo único que estoy segura de llevar puesto cada día es mi propia piel, lo demás (ropa, accesorios, etc) es un juego, para mí es un juego muy serio (como todos los juegos realmente divertidos: el sexo, la comida, el fútbol -según dicen-, etc), pero un juego al fin y al cabo. Las personas que utilizan el mismo perfume o el mismo reloj toda la vida y que además lo dicen con orgullo y pretenden que aquello sea un señal de identidad, tal vez tengan mucho estilo, pero dudo que se diviertan mucho con la ropa. Evidentemente, las personas que más me gustan son las que tienen estilo un poco a su pesar, sin preocuparse demasiado, sin gastar como locos, comprando la ropa que necesitan, llevando cada día la misma chaqueta negra (o sea, lo opuesto a mí). De todas formas, ahora que lo pienso, prefiero el magnetismo al estilo, el estilo es frío y distante, el magnetismo pide a gritos que te acerques más y que le metas mano. Bueno, toda esta larga divagación sin sentido es para contaros que me he comprado el "foulard" del verano (una cosa no tiene mucha relación con la otra, ya...). Yo creo que todas las mujeres deberían tener al menos un "foulard" (y que los hombres no deberían tener ninguno, solo deberían llevar los que les enrollamos al cuello nosotras cuando vemos que tienen frío, ¿no?). Son prendas a la vez protectoras (algún día hablaremos de las prendas protectoras) y juguetonas (y algún día hablaremos de la prendas que sirven para incordiar) y siempre favorecen (y otro día hablaremos de cómo ponerse un "foulard"). Mi nuevo pañuelo es como yo creo que deben ser los "foulards": muy grande (pero que se pueda hacer muy pequeño), ligerísimo (como un velo), suave (tiene un 10% de cashmere) y liso (es del color del cielo en estos días), que me sirva como bufanda (que me proteja de los aires acondicionados y de los vampiros malos), como chal, como pareo y para tapar a mis hijos en la playa. Bueno, ahora solo necesito un verano igual: ligero, suave, ondulante, larguísimo, cálido y azul. ¿Alguien sabe dónde los venden?
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Querida Milena,
ResponderEliminarTengo tu foulard en rosa muy pálido. Es del color de las flores cuando nacen o cuando son muy viejas. Es ligero, suave, según como parece que vaya roperse. Como las flores cuando nacen o cuando son muy viejas. Pero no, tiene un 10 por ciento de cashmere que lo mantiene entero.
Es casi como otra piel, la de la primavera.
Me he comprado otra cosa, una colonia. He olido unas cuantas, 5 o 6, el 99 por ciento ya sé que no me gustan sólo por la botella o la marca; me compré una y me equivoqué. La compré por la botella y el nombre, 'Bal d'Afrique', pero algo africano, intenso y polvoriento en el fondo del olor no me dejaba respirar.
Con la segunda he acertado y después de 15, o tal vez más, años de llevar la misma colonia llevo otra. La nueva se parece a la antigua, pero es mejor. No sé si la ilusión del flit-flit (que con la otra hacia años que no sentía, la nuestra ya era una historia de comment-allez vous ma chère)que me lleva saltando al baño es estilosa o no, pero creo que yo me he vuelto un poco (sólo un poco) más divertida.
Es cierto lo que dices del estilo. Puede llegar a tener algo opresivo, casi tiránico. Las imágenes de Jackie K. reflejan algo de eso, al margen de sus dos dramas matrimoniales, que tampoco ayudan a la alegría.
Quizás tener estilo también tenga que ver con saber cuando romperlo; que la misma intuición que te guía a tenerlo te lleve a liberarte de él cuando se vuelve demasiado sofocante.
En cualquier caso, la primavera alrededor del cuello y el olor a cipres (ambos anticipan tu verano) me ayudan a pensar en dirección a los cielos de tu foulard.
Debo confesarte algo, Mile: me gusta tu foulard y por las noches, cuando duermes me cuelo en tu vestidor, lo tomo prestado y me pierdo por los tejados de la ciudad con tu foulard azul al viento, suave, ligero, vaporoso. Me protege de la brisa y de esta primavera hermosa y traicionera que te acalora durante el día y todavía te hiela por las noches, cuando mis ojos verdes ven lo que se escapa a los humanos. Me da ese toque "haute couture" que le faltaba a mi caminar, porque una se cansa a veces de pasear desnuda por la vida, que no están los tiempos ni los tejados para dejarlo ver todo. Me protege de las miradas felinas de los arrabaleros de la ciudad. Tu foulard es el complemento ideal de mis noches. Y cuando amanece, antes de que despiertes, regreso silenciosa, lo dejo en su lugar y me pierdo sin dejar huella, con la esperanza de encontrarlo ahí otra vez cuando regrese, en otra noche de luna llena.
ResponderEliminarNo se lo digas a Gil. Se enfadaría y no entendería bien mi osadía. Entre mujeres nos arreglamos siempre ¿verdad?
Un beso
Chloé - The black Panther.
PD: no sé dónde venden ese verano que buscas, pero a Gil le encanta perderse en las Islas Cíes cuando hace sol...las aguas son frías y transparentes, de colores cambiantes, y el sol calienta en los días luminosos de Agosto...
Querida Clara: sí, la dictadura del estilo me parece lo menos elegante del mundo. Tu entrada es preciosa. Gracias.
ResponderEliminarQuerida Chloé: tu comentario también es magnífico. ¡Qué suerte tengo de que me lean personas como vosotros!
Dos besos muy grandes.
Pues yo tengo un foulard azul casi idéntico al tuyo al que en mi casa llaman "el trapito". Lo uso para todo: con jeans, para tapar a mi hija cuando suerme la siesta, para viajar en avión. Adoro mi trapito azul!
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