miércoles, 13 de abril de 2011

¿Con quién ir de compras?

Yo nunca estoy tan concentrada como cuando voy de compras. Considero que la ropa es un asunto de alta precisión, un botón, la solapa de un bolsillo, tres centímetros de más o de menos pueden hacer que algo pase de ser magnífico a ser kitsch. No sé por qué, últimamente, tengo la sensación de que la mayoría de la ropa es kitsch, de que le sobran elementos. Si pudiese, entraría en las tiendas con un par de tijeras y empezaría a cortar. Los ornamentos no son detalles, son añadidos, postizos; los detalles (de confección, de material) pueden hacer que una prenda sea extraordinaria, los añadidos -volantitos, frunciditos, cordoncitos inutiles, cremalleras que no sirven para nada- solo sirven para evidenciar el vacío que esconden (como en las personas).¡¡¡¡¡¡¡¡Ya me estoy enrollando otra vez!!!!!!!!!! CONCENTRACIÓN, Milena, CONCENTRACIÓN. Bueno, lista de las personas con las que uno puede ir de compras:
-CON TU NOVIO: Cuando una va de compras con su hombre: o bien no compra nada (si el hombre ya es de hace mucho), o bien sale de casa pensando que necesita unas Birkenstock y una americana para el trabajo y regresa con unos tacones de 12 cm, un vestido negro y un liguero (si es un hombre reciente o el entusiasmo permanece).
-CON TU MADRE: Lo normal es que te acabe comprando lo que a ella le dé la gana (algo muy bonito y de muy buena calidad, que ni quieres ni necesitas) y que te llame al día siguiente para preguntarte con voz pesarosa: "Lo has ido a cambiar, ¿verdad?" Mmmmm, ejem, pues sí, mamá...un camisón de algodón con florecillas no me interesa, aunque sea de La Perla...
-CON TU MEJOR AMIGA: No puede ser ni más guapa, ni más fea, ni más pobre, ni más rica, debe tener un gusto parecido, pero no igual, al tuyo y debe decir SIEMPRE la verdad. ¡Ah! y le tiene que gustar ir de compras: yo tengo las mejores amigas del mundo pero no les gusta ir de compras...La vida es así de dura.
-CON UN AMIGO GAY: Suele ser un buen plan, el peligro es que la ropa (TU ropa) le quede mejor a él que a ti, y yo no puedo estar con un hombre que tenga unas piernas más bonitas que las mías.
-CON UN AMIGO HETEROSEXUAL: En toda la historia de la humanidad no hay ningún caso registrado. La única forma de que un hombre heterosexual te acompañe de compras es a cambio de sexo. Si sabes fehacientemente que no quiere sexo: a. Tal vez sea homosexual y todavía no lo sepa (y que no lo sepa él está mal, pero que no lo sepas tú que eres su amiga, está todavía peor). b. Es un psicópata peligroso. Deja los zapatos de Prada donde estaban y sal corriendo.
-CON TUS HIJOS: Cómprales algo (un yoyo, un libro, NUNCA algo de comer) antes de entrar en la tienda y amenázales con los peores castigos (yo siempre les digo que si se portan mal les mandaré a un internado en el País Vasco, ¿hay internados en el País Vasco?). Una vez te pruebes la ropa, hazles SIEMPRE caso, si no les gusta, no lo compres, los niños tienen la mirada limpia necesaria para saber lo que nos queda bien.

¿Y vosotros? ¿Con quién vais de compras?

12 comentarios:

  1. La pregunta es agudísima, como el blog, claro, así que inevitablemente dan ganas de opinar.
    Pues yo casi siempre voy sola de compras. Algunas veces (pocas) con mi hermana, que es una mezcla de mejor amiga y madre. Con ella he hecho grandes adquisiciones, pero, en general: sola, y lo prefiero.
    Comprando sola he hecho grandes reflexiones y análisis (por desgracia no los apunté), he ideado fantásticos argumentos (de relatos e incluso de alguna novela), he arreglado y desarreglado el mundo, he entendido algunas cosas y he dejado de entender otras... Creo que me siento como la gente que piensa mientras conduce y por eso le gusta conducir largas distancias; pues a mí me pasa lo mismo cuando voy sola de compras (vago por las tiendas más bien) con la idea de que tal vez encuentre algo que verdaderamente me encante y me lo compré. La mejor compañía para comprar es la de una visa oro (solitaria y materialista que es una).

    ResponderEliminar
  2. Chère Mile: adoro esta entrada. Tan punteada, tan real, tan visual y perfumada, tan bien cosida y rematada, tan suave, tan noble, tan auténtica y reveladora…tan visceral. Mientras la leía han desfilado por mi mente todos y cada uno de los acompañantes…hasta he imaginado los hijos que no tengo, los Astérix (en français, évidemment) que les he comprado en Jaimes para que se entretengan, los yo-yós…

    Siempre voy a comprar ropa en solitario. Para mí comprar ropa es como comerme un helado de vainilla bourbon, lentamente, sin prisas, sin acaloramientos, sin urgencias. Es un acto lleno de placidez. Es un acto de seducción mutua…

    ¡Ejem! Miento: casi siempre es un acto de urgencia ígnea, es la mirada que descubre, que capta. Es la imperiosa necesidad de probarme la prenda seductora que deshace mi voluntad y le pone un esparadrapo a mi visa para que mantenga la boca cerrada, el probador, los desfiles particulares frente al espejo – la ropa debe ser movimiento, no estatismo -, la combinación con otras prendas…

    Comprar ropa es como ir a un parque donde se respira un aroma particular – mi tienda favorita tiene siempre el mismo aroma -, donde los probadores son bancos de reflejos, donde sus árboles son perchas y estanterías, las camisas sus hojas, los pantalones su tronco y los zapatos sus raíces…y yo quien humildemente intenta darles el movimiento que merecen.

    Y sí, como dice Marta…una visa oro…esa sí que es una compañía que nunca falla, o no debería, al menos: boca cerrada, combinación numérica, aceptación del cargo. No le pido más…o ¿acaso pido demasiado?

    ResponderEliminar
  3. Muy divertido, lleno de pellizcos ingeniosos. ¿Ves como el humor es lo tuyo? Ll.M. y yo apoyamos esta linea. Besos.

    ResponderEliminar
  4. Admirado Gilbert:

    Aunque no tengo el placer de conocerte, me atrevo a animarte a que inicies tu propio blog. Sin duda será un éxito, tus comentarios a las entradas de Milena revelan un ingenio impagable además de la disponibilidad del tiempo necesario;no me pasa desapercibido que muchas veces son incluso más largos que las propias entradas. Ánimo.

    Un cordial saludo.

    ResponderEliminar
  5. Hola Grego:
    Gracias. No le des ideas a Gil porque yo no quiero de ninguna manera que abandone este blog...
    Besos.

    ResponderEliminar
  6. Hola Marta:
    Sí, "Diamonds are a girl's best friend"... a veces, pero para ir de compras seguro. Y yo también he tomado decisiones importantes mientras miraba camisas y zapatos...
    Un beso.

    ResponderEliminar
  7. Hola Gil:
    Sí, yo también pienso que ir de compras es básicamente (y con grandes excepciones: para mí, de niña, ir de compras los sábados por la mañana mano a mano con mi madre era el momento más feliz de la semana) un placer (¿o un vicio?) solitario.
    Un beso grande.

    ResponderEliminar
  8. Muchas gracias Greg por las amables palabras. Tengo un blog pero algo abandonado, y es que la escritura ocupa ahora otro lugar más privado e íntimo como un futuro libro. Sin embargo los ratos libres que se encuentran con las entradas de Mile se dejan llevar por la estela de su verdadero foulard: las palabras…Y con lo que me gustan las palabras de este blog de ropa, que no de moda como bien dice su inspirada autora, le doy aire a los dedos y al teclado…el mérito es suyo.

    Dear Mile...el placer que siente uno suele ser considerado como vicio por aquellos incapaces de sentirlo y entenderlo…placer…siempre placer a los capaces de saborearlo…No dejaré este lugar de intercambio semanal. Me cuesta renunciar a lo que me causa deleite. De hecho no me cuesta porque nunca renuncio (o dicho de otra manera: si renuncio es porque me hacen renunciar coyunturas que no controlo, pero no es un acto volitivo, desde luego que no…;-)) )

    PD: por cierto Mile ¿Tú no tenías por casualidad un viejo abrigo de Prada? Te lo digo porque ayer por la noche sorprendí a mi pantera en el salón haciendo un desfile imaginario con él. Me temo que no se contentó con sacar de paseo tu foulard…

    ResponderEliminar
  9. "Recuerdo que para esa concesión del premio en la Academia de Ciencias me compré un traje nuevo, porque creía que sólo podía presentarme en la Academia de Ciencias con un traje nuevo, y fui con el ser de mi vida a un almacén de confección del Kohlmarkt y busqué, me probé y me quedé con un traje apropiado. El nuevo traje era gris marengo, y pensé: con este traje nuevo gris marengo podré desempeñar mi papel en la Academia de Ciencias mejor que con el viejo. (...)
    No sin orgullo salí del almacén de confección con mi traje nuevo y entré en el Kohlmarkt, para ir a la Academia de Ciencias, jamás en mi vida he recorrido el Kohlmarkt y el Graben y he pasado junto al monumento de Gutenberg con tal exaltación. Sentía exaltación, pero no puedo decir que me sintiera bien con mi traje nuevo. Siempre es un error comprar una prenda de vestir por decirlo así bajo vigilancia y acompañado, y yo había vuelto a cometer ese error, el traje nuevo me estaba demasiado estrecho."
    Thomas Bernhard, "El sobrino de Wittgenstein"

    Es de rigor señalar que en "Mis premios" el propio Bernhard da una versión distinta: aquí, el traje (que también le queda estrecho) lo ha ido a comprar solo. Sea como sea, pienso que la conclusión es válida: es un error comprar una prenda de vestir bajo vigilancia y acompañado.
    Reciba un cordial saludo

    ResponderEliminar
  10. Estimado anónimo:
    ¿Sabe que Bernhard es uno de mis autores favoritos? ¿Que he leído algunas de sus páginas cientos de veces?
    Casi me da vergüenza que su nombre aparezca aquí...
    Pero muchísimas gracias, no he leído el libro que usted cita, lo buscaré.
    Cordialmente.

    ResponderEliminar
  11. Gil:
    Perfecto, no soporto que me abandonen.
    Sí!!!!!! Tengo un abrigo viejísimo de Prada, que compré de segunda mano, es un poco de Sherlock Holmes, me encanta pero está ya tan viejo...
    Buenas noches.

    ResponderEliminar
  12. Tú sí que sabes. Me consta que hay, o había, un internado en el País Vasco. Era (el tiempo pasado aquí es seguro) de Rumasa. Allí mandaron a mi primo Bosco. Menudo armario tenía mi tía...

    ResponderEliminar