martes, 30 de octubre de 2012

In Africa






- No hace falta maquillarse.
- No hace falta peinarse.
- No hace falta demasiada ropa.
- No hace falta llevar el pelo largo (muchas ganas de cortármelo después de ver este anuncio).
- No hace falta ponerse ropa interior.
- No hace falta ni siquiera llevar pantalón.

Y en realidad:

- Tampoco hace falta ser la maravillosa y alucinante Daria Welbowy (aunque no estaría mal...).
- Ni estar en Kenia.
- Ni la música de Feist.

- Pero lo que sí hace falta es que de la avioneta se baje un Finch Hatton, aunque no se parezca a Robert Redford.

Feliz martes, queridos.


sábado, 27 de octubre de 2012

Aprender a decir que no


Me llama una madre del colegio, que no recuerdo muy bien quién es, y me pide que hable con una amiga suya que ha escrito una novela.
Pienso: "Dile que no, dile que no, dile que no".
Digo: "Claro que sí. Dile que me llame".
Pienso: "Cuando me llame, le diré que hace años que no me dedico a esto y que no puedo hacer nada por ella".
Me llama. Intento escaquearme disimuladamente. Sugiere ir a tomar un café.
Pienso: "¡Mierda, mierda, mierda!"
Digo: "¡Claro que sí! Cuando quieras."
Durante las tres semanas siguientes, me voy escaqueando. Cuando me quedo sin excusas médicas, personales, domésticas, meteorológicas y sentimentales, accedo a ir a tomar el café. En casa, me preparo mentalmente. Estaré 15 min, seré amable y cortés. Y adiós. Voy a tomar el café. La chica es simpática y está llena de entusiasmo por su novela y por la vida en general (como yo, pero al revés). Soy cortés y amable. Me comenta que vive en La Floresta. Entonces, cometo un error garrafal y mortal:
Digo: "¡Ah, qué bonita La Floresta!
Me quedo con la boca abierta por lo que acabo de decir.
Pienso: "No, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no."
Pasa por mis ojos un destello de terror.
Ella sonríe de oreja a oreja y exclama: "¡Tengo una idea! ¿Por qué no montamos una barbacoa informal en mi casa con nuestra amiga común, Pepita, y los niños?
Pienso: "Sé fuerte, Milena, sé fuerte. Dile lo ocupada que estás haciendo el tonto por internet, comprando ropa que después devuelves y durmiendo. ¡Díselo! ¡Díselo! ¡¡¡Ahora!!!
Digo: "Aaaaaaaaaaaaaaa, mmmmmmmmm, yaaaaaaaaaaaaa, barbacoa, ¿eeeeeeeeeeh?
Veo sus ojos ilusionados.
Pienso: "No la mires, Milena, no la mires, si la miras, estás perdida."
La miro.
Digo: "¡Buena idea! Sí, muy bien, muy bien. Nos llamamos."
Llego a casa, un poco de mal humor.
Digo: "Niños, el sábado nos han invitado a una barbacoa en La Floresta. Será súúúúúúper divertido."
Para consolarme, entro en internet y me compro (mentalmente) estos zapatos verdes de femme fatale.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Las botas de Isabel Marant


Muuuuuy difícil encontrar unas botas perfectas. Casi tanto como encontrar un vaquero perfecto (cómodo pero sexy pero elegante pero despreocupado pero pitillo pero un poco boyfriend pero del azul perfecto pero que no sé dé demasiado pero que no aprete pero el culo.) O un jersey perfecto (que no pique, que no dé calor, que abrigue, que no pese, que no parezcamos un saco de patatas, que no cueste un ojo de la cara). O el hombre perfecto (cómodo pero sexy pero elegante pero despreocupado pero que no pique pero que no dé calor pero que abrigue pero que no cueste un ojo de la cara). En fin, estas botas se acercan bastante a mi idea de las botas perfectas. Isabel Marant es una de esas diseñadoras (no hay muchas) que convierten nuestros deseos en realidad. Isabel, dessine moi un homme.

Feliz miércoles, queridos.

sábado, 20 de octubre de 2012

Morir a tu lado




He aquí un pequeño video de animación de Spike Jonze y de la genial diseñadora de los bolsos-libro, (os adjunto foto, son maravillosos) Olympia Le Tan, que, en 6 minutos, logra resumir:

-mi amor por los libros.
-mi amor por las librerías de viejo (la del video es la mítica Shakespeare & Co de París).
-mi amor por la imaginación.
-mi amor por el sentido del humor.
-mi amor por las mujeres fuertes.
-mi amor por los hombres esqueléticos.
-mi amor por los hombres irónicos.
-mi amor por el amor.

Feliz fin de semana, queridos.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Las braguitas estrelladas


Esta especie de cosa maravillosa, medio cielo estrellado, medio bosque nocturno lleno de luciérnagas, medio trip psicodélico, medio jardín de flores abandonado, medio universo infinito, medio vampira de caza en medio de la noche, son mis nuevas braguitas. Sí, hasta las braguitas pueden contar historias. Deben contar historias (las vuestras, ¿eh?, ellos, si se quieren expresar, que utilicen sus calzoncillos). Si no, es que os habéis equivocado de braguitas. Estas son de Cos. Valen 17€. Son transparentes, pesan como un pluma, casi no existen. Y sirven para jugar.



domingo, 14 de octubre de 2012

Que no me lleven más al huerto, please



Se ha puesto de moda rabiosa tener huerto. Así que hay que ir con cuidado, porque en cuanto te despistas, te endosan algo. Ni siquiera te preguntan si lo quieres. Te lo dan como muestra de su infinita generosidad. El otro día, nos dieron un limón con una manchas blancas que seguro que eran algún tipo de virus peligroso. Además tenía una especie de tela de araña enganchada. Yo tenía pensado tirarlo en la papelera de la calle, pero mi hijo pequeño se empeñó en traerlo hasta casa. Lo pusimos en la nevera. Un limón. Y al cabo de dos días lo tiré a la basura. Otra amiga me dio hace unos días un montón de ensalada. A mis hijos (que se han alimentado básicamente de comida japonesa y de pizza) les hace una ilusión loca la ensalada. Pues bueno, como soy una abnegada madre, decidí preparar la ensalada de mi amiga, que todavía estaba en una bolsa de plástico repugnante. En cuanto la abrí, vi asomarse a dos caracoles. Lo tiré todo rápidamente a la basura (a mi hijo pequeño le chiflan los caracoles. La última vez que tuvimos uno en casa, acabó en el techo y yo trabajando con gorro por si se caía encima de mi cabeza). También me dieron, la semana pasada, una bolsa de manzanas casi podridas, como si fuese un tesoro. ¿De verdad toda la gente guay está comiendo este tipo de porquerías (que si se las dieran en un restaurante o en cualquier tienda, montarían un escándalo), pensando que porque no tienen pesticidas son maravillosas? El mundo está loco. Yo, si alguien me da una manzana, quiero que sea como la de Blancanieves. Aunque después me tengan que resucitar con un beso de amor. En serio.

La foto: Mick Jager paseando un domingo por la mañana por la campiña.

Me voy a hacer lo mismo, pero sin moto, ni campiña, ni Mick Jagger.

Feliz domingo.

jueves, 11 de octubre de 2012

La voz de Brad Pitt



No me gusta gustaba demasiado Brat Pitt. En principio, los tíos con mofletes no me gustan mucho. Pues bueno, como tal vez ya sepáis, Brat Pidd va a protagonizar la próxima campaña de Chanel 5 (por la que le han pagado 7 millones de euros. No entiendo como van todos tan mal vestidos con el dineral que ganan. En fin.), y, hoy en día, antes de sacar un anuncio, se hace un "teaser", una muestra de unos pocos segundos para enganchar a la gente. En este, ni siquiera se ve la cara de Brat, pero la voz, ¡oh, la voz! Es para morirse. Me muero. Me muero. Y me muero. Brat, I am going to Cadaqués this weekend (si no llueve mucho). Come with me! Ya verás.

martes, 9 de octubre de 2012

Que se caiga el cielo


Estoy locamente enamorada de Adele desde la primera vez que la escuché cantar, que fue mucho más tarde que la mayoría de la gente, cuando ya era una de las cantantes más famosas del mundo. No hay nadie vivo que cante como ella. Es otro mundo, otro planeta. Así que, como comprenderéis, no iba a perder la oportunidad de enchufaros este clip de ella cantando la canción de la nueva película de James Bond. Lo colgaron en youtube el viernes y ¿sabéis cuánta gente lo ha visto ya? 17 millones de personas. Y no contiene NI UNA SOLA imagen de la película. A mí no me extraña nada. En fin, desde el viernes me paso el día cantándola. Mis hijos están fritos. Llego sigilosamente por detrás y, de repente, empiezo a todo pulmón: ¡Let de sky fall!!! ¡¡¡¡¡When it crumbles!!!!!!!!! Cada vez les pego un susto tremendo. ¿Y os imagináis esta canción con imágenes de Daniel Craig dando saltitos y matando a los malos? ¡Oh, será genial!

lunes, 8 de octubre de 2012

¿Qué hay que robarles a los hombres?


- El abrigo. Puesto que ellos nunca tienen frío (creo que nunca en mi vida he oído a un tío decir que tiene frío).
- El postre. Porque sabe mucho mejor cuando no lo has pedido tú, y porque si quieres sacar de quicio a un hombre (al parece, soy una experta en la materia, un día escribiré una entrada), una de las formas más rápidas y eficaces es comiéndote su postre.
- Las manos en los bolsillos. Es más chic. Es más cool que ir arrastrando un bolso lleno de caramelos sin envoltorio y barras de labios a medias.
- Los zapatos planos. Con zapatos planos podemos ser gacelas, con tacones somos flamencos (el animal).
- El reloj de pulsera. Los masculinos son siempre más bonitos.
- La camisa. En una mujer, una camisa de hombre siempre es sugerente, siempre funciona.
- La bufanda. Las de hombre son más sobrias, más grandes, más envolventes.
- El corazón. A ellos no les sirve para nada, solo para dárnoslo.

Feliz lunes, queridos.

La foto: mi abrigo masculino de APC.




viernes, 5 de octubre de 2012

Los hombres que nos conmueven


Hoy he comido con mi amiga Natalia. Hemos hablado de hombres. Una de las razones por las que me gusta tanto ser mujer -a parte de por tener pechos y poder llevar tacones y fabricar bebés en mi interior- es por las conversaciones sobre hombres con mis amigas. Supongo que si los tíos nos pudierais oír, os daríais cuenta de lo mucho que nos gustáis y nos importáis, y de lo benevolentes que somos en general. En fin, pues una vez más, hablábamos de los tíos que nos gustan y de los que no, y de por qué nos gustan unos y no nos gustan otros. En un momento dado, Natalia ha dicho: "Cuando alguien te conmueve, te conmueve. No hay más. Es algo invisible, energético. Y cuando no ocurre, no hay nada que hacer." Creo que en esto, hombres y mujeres somos iguales. No hay mucha gente que nos conmueva. Pero hay suficiente.
La foto súper ilustrativa (ojos arrugados conmovedores, sonrisa conmovedora, sombrero para caerse al suelo de bonito, mirada para caerse al suelo sin más, camisa, chaqueta y pañuelo perfectos) es del diseñador Yohji Yamamoto a la entrada de uno de los desfiles de la semana de la moda, que acaba de tener lugar en París.
Feliz fin de semana, queridos.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Mi rutina de maquillaje


Varias personas, bueno, una o dos, me han pedido que comparta mi rutina de belleza matinal. Normalmente, tiene lugar a contra reloj y mientras busco cosas (gorros de piscina, calcetines, mochilas, dinero, etc) e intento que los niños se comporten como seres humanos funcionales.

7:45: Me lavo la cara con la crema limpiadora de Dr Hauschka, que venden en la farmacia y es perfecta.

7:49: Me pongo la genial crema de cydonia de Dr Hauschka.

7: 54: Voy, por quinta vez, a despertar a mi hijo mayor.

8:00: Me pongo el famoso "touche éclat" de YSL, cuyo efecto es 50% real, 50% psicológico.

8:04: Me pinto la raya del párpado superior. Para hacerlo, me acerco al espejito de aumento. Entonces, en el espejito veo que a ras de la pestaña de abajo queda un poco de rímel (del día anterior).

8:12: Cojo el desmaquillante de ojos y me froto la parte de abajo del ojo frenéticamente hasta que desaparece la mancha. Ahora ya no hay sombra oscura pero tengo el contorno del ojo rojo.

8:16: Mi hijo mayor se asoma al baño y me pregunta si he dormido mal. "Es que tienes los ojos rojos..."

8:18: Primera (y a menudo última) gran victoria del día: después de súplicas, amenazas y chantajes, consigo que mi hijo pequeño se ponga los calzoncillos solo y se acabe el Cola Cao.

8:25: Regreso al baño. Pienso que debería volver a ponerme el touche éclat para taparme la rojez, pero me da mogollón de pereza.

8:26: Me pongo el rímel. Durante esta delicada operación siempre ocurre algo: o un niño chilla, o llaman a la puerta, o recibo un what's up. Entonces me sobresalto y me meto el rímel en el ojo (nota para mis amigos: NO me mandéis nunca un what's up a las 8:26 de la mañana).

8:27: Vuelve mi hijo mayor y me dice que ahora me parezco a Frankenstein. Empiezo a darle el discurso sobre la belleza interior, etc y desaparece.

8:35: Me tengo que desmaquillar otra vez para arreglar el desaguisado.

8: 37: Me pongo colorete... cuando encuentro la brocha y cuando no está mojada por haber sido utilizada por mi hijo pequeño para sus trabajos manuales.

8: 40: Me pongo polvos sueltos de Chanel. Son mi producto favorito. Me hacen sentir como María Antonieta, así que los utilizo profusamente. Pero haga lo que haga, los polvos siempre caen sobre la camisa que llevo puesta. Me tengo que cambiar.

8:45: Mis hijos gritan porque llegamos tarde al colegio.

8:46: Salimos de casa. Llevo una camiseta vieja y tengo cara de huevo frito.

Es que para estar bella hay que sufrir.




martes, 2 de octubre de 2012

La abuela que hay en mí


Hay tías que, en cuanto te despistas, se visten de puta, o de monja, o de hippy, o de adolescente. Y hay tíos que, en cuanto te despistas, se visten de leñador, de gay, de intelectual o de arqueólogo. Y de muchas otras cosas. Depende. Yo, por ejemplo, tengo cierta debilidad por la ropa de abuela. En cuanto veo algo suave, dulce, floreado y acogedor (como nunca jamás en la vida fueron ni mi abuela, ni ninguna otra mujer de mi familia), me lanzo de cabeza. El otro día, vi una rebeca de mohair rosa pastel, y mis amigas tuvieron que sujetarme para que no me la comprara. Y, ¿dónde están las mejores abuelas (estéticamente hablando, me refiero) del mundo? Pues en Inglaterra, claro. Miss Marple & co. Auténticos iconos de estilo abueril. Pues bueno, ahora me he hecho un poco adicta a una tienda online que se llama Brora, cuyas visitantes deben de tener una media de edad de 65 años. Este chal es de allí. Lo llevo constante. Me encanta. Además, aunque la rockera se vista de abuela, rockera se queda, ¿no? Pues eso.