Foto 1
Foto 2
Por casa, voy con unas zapatillas de ante negro con un tacón de 7 centímetros y medio (foto 1). Por la calle, voy con unas Birkenstock viejas (foto 2). Por la calle, me gusta tener el pie ligero, caminar deprisa, mirar a la gente. En casa, prefiero el pie acariciador y lento. ¡Pero no os podéis imaginar lo que cuesta hoy en día encontrar unas zapatillas de tacón! (en cambio es sencillísimo encontrar unas zapatillas acolchadas de Bob Esponja, unos calcetines con plantilla incorporada, unas zapatillas de oso polar e incluso unas zapatillas con forma de morro de perro y dos orejas). Existe la idea de que en casa uno puede ponerse cómodo. Pero ¿qué significa exactamente "ponerse cómodo"? Para Ginger Rogers era ponerse un negligé de seda y plumas de marabú hasta el suelo (no una camiseta de Mickey Mouse y un pantalón deforme) y empezar a dar brincos por el salón. A mí me parece un buen plan. Es guay mantener cierta compostura (mental también), ¿no? Yo ya tengo las zapatillas.
Por casa y en época estival suelo llevar unas chanclas de piel Panama Jack. Aunque reconozco que me las quito a la menor ocasión porque sentir la calidez del parquet en los pies desnudos me encanta, además de librarme de un guantazo seguro porque cuando suena música y estoy en casa me da por hacer de Ginger Rogers, es decir, me da por bailar, sin plumas de marabú, pero con sombrero y entusiasmo. Si buscas en mi face un vídeo de navidad verás cómo me las gasto cuando estoy en casa y suena la música...
ResponderEliminarReconozco que en esos momentos me voy de este mundo, aunque tenga que pisar fuerte el firme para no ser convertirme en protagonista del "another one bites the dust".
Y desde luego que para mí ponerse cómodo es "mantener cierta compostura", esto es, seguir siendo fiel a uno mismo.
Siempre llevé zapatillas de ballet, aunque cierren mucho el pie, el rosa pálido y la piel son de lo más coqueto... Luego tanta inocencia me empalagó, así que me salpimenté y me compré unas babuchas rojas en Marrakech. Me gustan mucho, pero no son sexys... Chívate de dónde son esas zapatillas Ginger, plis...
ResponderEliminarHola Supernova, guapa:
ResponderEliminar¡Oh, el rosa pálido! Un día de esos voy a hablar (más) del rosa...
¡Las babuchas rojas también suenan muy bien!
Las zapatillas de Ginger son de Janina (Rambla Cataluña, entre Mallorca y Provença, creo), están rebajadas y había más. ¡Corre!
Un petó molt gran.
Hola Gil:
ResponderEliminar¡Te imagino perfectamente haciendo de Ginger Rogers! Seguro que lo hacer infinitamente mejor que yo...
Besos.
pues sí que lo tienen ustedes fácil, en eso de "ponerse cómodo",
ResponderEliminaryo, cuando digo esa frase, llevo media hora respirando profundo para tomar confianza. Luego tomo un látigo en una mano, y una zapatilla de fieltro de toda la vida, en la otra, y tengo que dar duro, muy muy duro para que me dejen espatarrarme en el sofá. normalmente no lo consigo a la primera, o tengo que utilizar artimañas secundarias como
-¡hay helados en la neverA!
Hola Anarkasis:
ResponderEliminarEs que con unas zapatillas de Ginger Rogers en los pies todo es más fácil. Pero la idea del látigo como accesorio de estar por casa tampoco está mal...
Un beso.
¡¡¡Tienes la biblioteca ordenada por editoriales!!!
ResponderEliminarHola Sergio:
ResponderEliminarSí...Más o menos...Supongo que es una manía de ex editora...Pero creo que sería mejor por literaturas, francesa, española, etc y alfabéticamente.
Un abrazo.