jueves, 5 de diciembre de 2013

La amabilidad de los extraños





Yo, como Blanche Dubois, siempre he dependido de la amabilidad de los extraños. Hoy, por ejemplo, he comprado un árbol de Navidad y, al llegar a casa, me he dado cuenta de que era incapaz de descargarlo del coche y subirlo. Entonces, he visto a un muchacho fornido que pasaba por la calle, le he sonreído y le he pedido ayuda. Primero nos ha mirado con cierta cara de sospecha, al coche (el más abollado de la ciudad, cuando paso yo, los demás coches se apartan atemorizados), al árbol (encajado dentro) y a mí (gorro de lana gris calado hasta los ojos, pantalones de algodón fucsia caídos, deportivas blancas, chaqueta de piel de conejo y un montón de pulseras de oro de mi abuela para dar cierta respetabilidad al conjunto); pero inmediatamente ha prevalecido el espíritu navideño y me ha ayudado. Los desconocidos siempre ayudan (los amigos también). Son los conocidos los que no suelen ayudar. Yo creo que en vez de todas esas campañas de las ONG, etc, para ayudar a los demás (que están muy bien), se tendría que hacer alguna también para aprender a pedir ayuda. Si todos pidiésemos ayuda más a menudo, aprenderíamos a prestarla. ¿No? Y así se transforma una sociedad. En fin, ya os advertí de que con la Navidad, me ablando.
Las fotos. Mi lista de reyes: un abrigo de abuelita, una bufanda rosa, unas braguitas de chica Bond. Se llama esquizofrenia estilística. Yes.

8 comentarios:

  1. ¡ Magnífico post Milena!, no son lo mismo amigos que conocidos, pero qué pocas personas se dan cuenta de la diferencia. Gracias y no dejes de escribir.

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    1. A un amigo le puedes despertar a las 3 de la madrugada, le puedes pedir dinero prestado, le puedes enseñar tu cara más fea, y allí está, al pie del cañón. Un conocido es un desconocido al que saludas, nada más.
      Un beso grande.

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  2. espiritu navideño???, o sea que que estabas guapísima, y además te ayudaste a ti misma, antes de salir...., ¡bien por ti!

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  3. Querida Milena, me parece que para prestar ayuda no es necesario aprender a pedirla -no es necesario aprender-.

    De todas formas si lo consideras oportuno, puedes venir por aquí y hacer un master de pedir con unos del Kosovo con muleta, que de un tiempo a esta parte nos amenizan los semáforos.


    Besos

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    1. No me refería a pedir en las esquinas, obviamente. La mayoría de la gente que conozco es demasiado orgullosa para pedir ayuda. La típica frase: "Yo no le quiero deber nada a nadie". Y tampoco la prestan, más que cuando les va bien. Yo le debo muchas cosas a mucha gente, y me alegro. Un beso.

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