sábado, 1 de octubre de 2011

Mi bebé

El jueves me regalaron este maravilloso bolso de Loewe. En la foto parece marrón, pero es negro como el azabache y como los cabellos de Blancanieves (una de mis 10 pelis favoritas). Es un Amazona, como yo, y es un objeto perfecto, no como yo. No puedo dejar de mirarlo ni de tocarlo. Ayer fui a comer con unas amigas y senté al bolso a mi lado, empezamos a charlar como cotorras animadamente y, de repente, una de las chicas exclamó: "Milena, ¿qué demonios estás haciendo?". Yo, sin darme cuenta, había alargado el brazo y estaba acariciando a mi bolso como quien acaricia a un bebé para apaciguarlo, con mucha suavidad y cuidado. "¿Quééééé?" dije yo "Es mi bolso nuevo. Había pensando en sentármelo en el regazo, pero ya sabía que os ibais a meter conmigo, que la envidia es muy mala." Mi bebé no es solo un objeto perfecto, admirablemente hecho (como mis verdaderos bebés, sí, soy una mamma italiana, cuando mi madre, con su educación germánica, viene a visitarnos, alucina), también me hace desear ser mejor persona... estilísticamente hablando quiero decir... o sea: dejar en el armario los vaqueros caídos que llevo cada día (los tengo en tres colores) e intentar ponerme unos pantalones de verdad, tirar las malditas birkenstock mugrientas del verano 2011 y volver a civilizar mis pies, acordarme del anti ojeras y del rímel... en fin, elevar mi look a la altura de mi mítico bebé. Solo hay un problema: ahora por la calle ya nadie me mira a mí, solo miran al bolso...

11 comentarios:

  1. No tires nada Milena!!! Que no están las cosas pá tirar ná. Cualquier cosa te quedará bien si , como decía mi abuela te pones unos buenos zapatos. El resto no importa. Bueno, el anti ojeras sí. Y no... no creas que todo el mundo mira tu bolso, todavía queda gente que no se fija en las marcas. Besito y buen finde de otra mammmmmmmmmma con tejanos raídos y en chanclas. Luz.

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  2. No soy nada creyente, ni le doy pábulo a ciertas patrañas, sean o no seculares, beban o no de hechos históricos o sean, simplemente, el resultado de una fabulación o de una noche de borrachera. Pero sí creo en el apóstol Tomás, que quería tocar para creer, y luego fue reprendido por ello.

    Pues bien, mis dedos, mis manos sienten la llamada de algunos objetos. Un libro cerrado me pide que lo abra y pase las páginas, un foulard expuesto me ruega que lo despliegue y note su suave tacto - eso me ha pasado esta misma tarde porque me he comprado "le foulard", un Vintage en una tienda cuyo nombre no mencionaré y que es la viva imagen de lo contradictorio : algunas prendas son tan buenas, tan particulares, tan exquisitas que consiguen sobrevivir a un lugar tan atrozmente vulgar y falto de encanto. En el fondo creo que ese foulard me estaba diciendo a gritos " ¡sácame de aquí, aunque no esté rebajado!¡ Por dios líbrame de esta tía!" (se refería a la terrible dependienta que debería estar sirviendo hamburguesas en un burger en lugar de estar en una tienda con ropa de nivel, aunque ahora que pienso, tampoco estaba tan desubicada, visto el lugar...). Exagero, lo sé, pero bueno, que entre lo divino, lo terrenal y lo manifiestamente ordinario hay abismos infranqueables.

    A lo que iba...el tacto...ese bolso nuevo, con la aureola del recién llegado, con la perfección en sus líneas, con el tacto del ante, sólo desea una cosa: ser llevado, contener parte de una vida, ser una compañía agradable y ponerse a tu servicio.

    Conservo unos maravillosos guantes de Loewe que me regaló mi madre hace unos veinte años...Siguen igual, su color, su ante, su cierre, su interior caliente y suave donde mis manos buscan el descanso...Unos guantes que siempre fascinaron a mis amigos y que siempre que los ven me dicen "¿me los dejas probar?" sin esperar asentimiento, probándoselos rápidamente para decir "oh qué gusto!" Los fieles compañeros de mis manos en los días de invierno.

    Por eso tu bebé está feliz, porque en el fondo sabe que lo vuestro es para toda la vida, y que el amor de una madre es incondicional, innegociable, único...

    Y tu bolso, como mis guantes, como mi foulard nuevo, como esos objetos que sin saber bien cómo se cuelan en nuestro armario y en nuestra vida, conocen el sentido de las palabras que componen su razón de ser.

    "Sin ti no soy nada"

    Como un libro sin los ojos del lector. Como un piano sin los dedos del pianista. Como un lienzo sin luz ni color.

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  3. Uisssssssss... estás comparando un bolso y un foulard con un libro un piano o un lienzo??? ME estoy perdiendo: creía que el arte era otra cosa... Y eso que yo también soy mucho de "tocar".. y no sé decir qué bonito o qué bello! si antes no lo he probado con mis dedos o mi piel. Y Milena, te miran a TI!!!

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  4. Hola Luz:
    Estoy de acuerdo con tu abuela en lo de los zapatos...¡¡¡¡¡¡¡Que alguien me quite de los pies las Birlenstock ya, please!!!!!!!!!!!!!!!!!!
    Un beso.

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  5. Gil, querido: es solo un bolso, ¿eh?, no perdamos la cabeza.

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  6. Hola anónimo: sí, el arte es otra cosa, absolutamente otra cosa. Jamás he dicho que la moda, o la cocina, o el fútbol, sean arte, pero son cosas que también pueden dar mucho placer. ¿No? Es como confundir el sexo con el amor.
    Un beso grande.

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  7. Milena... no lo decía por ti ni por tu nuevo bolso. Venia a cuento del ultimo comentario de Gil: "Sin ti no soy nada". Como un libro sin los ojos del lector. Como un piano sin los dedos del pianista. Como un lienzo sin luz ni color

    Así que perdón por el malentendido, mejor dicho mal-expresado.

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  8. Hola anónimo:
    Ya sabía que lo decías por Gil. Te has expresado perfectamente. He concretado mi postura por si acaso no estaba clara...
    Un beso.

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  9. No, no, si yo no he comparado un foulard o un bolso con arte. Yo sólo he dicho que algunos objetos precisan de nuestra intervención para cobrar sentido. Un piano per se es sólo un piano, o un piano solo, como prefiera el lector. Los dedos le dan vida, y sentido para sacarle las notas de la partitura. Pocas cosas más tristes que algunos pianos que decoran algunas casas sin ser tocados. Como las pieles que no se acarician.

    Un libro necesita los ojos del lector para que sus historias cobren vida. Lo expresó bastante mejor Michael Ende en "La Historia Interminable" en el pensamiento de Bastián
    “Me gustaría saber”, se dijo, “qué pasa realmente en un libro cuando está cerrado. Naturalmente, dentro hay sólo letras impresas sobre papel, pero sin embargo… Algo debe de pasar, porque cuando lo abro aparece de pronto una historia entera. Dentro hay personas que no conozco todavía, y todas las aventuras, hazañas y peleas posibles… y a veces se producen tormentas en el mar o se llega a países o ciudades exóticos. Todo eso está en el libro de algún modo. Para vivirlo hay que leerlo, eso está claro. Pero está dentro ya antes. Me gustaría saber de qué modo”

    Cada objeto cobrará el lugar y la importancia que le dé cada uno. ¿Cuál es la esencia del placer? Cada uno escoge sus fuentes, o nace con ellas, o las desarrolla, o se las descubren...o se las imponen, que es lo más triste, porque es un placer inducido, artificial, y no verdaderamente sentido porque no sale de las entrañas.

    Un bolso es un bolso, pero hay bolsos...y bolsos...como hay libros, y libros, como cantantes...y cantantes...como personas y personas...

    Para todos los gustos...

    Y sí...creo que perdí la cabeza hace tiempo, pero eso no viene de ahora...Me temo que soy la reencarnación de María Antonieta...es la única explicación que le encuentro a mi desaforada pasión por los macarons...;-)

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  10. ¿Y tienes la desfachatez de decir que eres una hippy, y no una pija? ¡Menudos regalos!

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  11. Querido anónimo: soy una hippy at heart, y las pijas...bueno, debería hacer una entrada sobre ese tema, al menos hay 5 tipos de pijas diferentes, algunas me encantan, otras me dan ganas de tirarme por la ventana... Besos.

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