viernes, 17 de febrero de 2012

Con un par



Con un par de buenos tacones por temporada basta. Ni más, ni menos. Así como creo que se deben tener dos o tres pares de zapatos planos, con unos de tacón es suficiente. Ahí van las "reglas" que yo sigo para encontrar y domesticar a los míos (sí, los zapatos de tacón deben ser domesticados.)

- Que sean razonablemente practicables. Yo no paso nunca de los 10 cm, una altura que me permite el bamboleo justo y necesario para ir por la vida . Con más, he de hacer equilibrios.
- Que sean razonablemente cómodos, o sea, que sean unos zapatos de buena calidad, o sea, que los pueda llevar con una sonrisa en la boca. (Todas las cosas que no nos ponen una sonrisa en la boca deberían ser suprimidas de nuestra vida. Todas. Sin atenuantes.)
- Que no conjunten con nada de nuestro vestuario. Que sean simplemente maravillosos, una locura, un disparate, geniales, el amor de nuestra vida. Si nos seducen a nosotras, ya encontrarán la manera de seducir a nuestra ropa.
- Que no nos los podamos permitir, que estén un poco por encima de nuestras posibilidades. Con los zapatos (como con los hombres) hay que perder la cabeza, si no, acabas con unos mocasines marrones con suela de goma o con unos zapatos de salón negros para toda la vida, ya me entendéis... (Cada vez que me dicen en una tienda "esto te durará toda la vida", me echo a temblar, me entran sudores fríos y he de salir a la calle a respirar aire puro.)
- Que nos apetezca ponérnoslos inmediatamente. Si empiezas a pensar: "Me los pondré en la fiesta de Pepita" o "Para salir a cenar un día especial" o "Para el premio no sé qué", es que no son los zapatos adecuados. Tienen que ser unos zapatos que te quieras poner ya, hasta que el cuerpo (y los pies) aguanten.
- Y por último, domestícalos (y déjate domesticar por ellos), hazlos tuyos (no voy a hacer más comparaciones con los hombres que luego mis amigos se enfadan). Aprende a andar con ellos, te pueden llevar mucho más lejos -y mucho más rápido- que unas deportivas. Ya verás.



5 comentarios:

  1. Los zapatos. Lo dije. Lo creo. Lo más importante. Y sí. Definitivamente sí. Cuando veo - vemos - unos zapatos en un escaparate, en una tienda, en un rincón y me gustan, no es un impulso. No es capricho. Es un flechazo, directo, cuyo único trámite es mover los labios para decir " esos " rogando que tengan mi número, probarlos, sentir cómo adoran mis pies y seducen mi ropa, y pasar por caja.

    Amores de piel... De eso estamos hablando. De eso hablo. Y las pieles que contactan y se reconocen prometen - y suelen dar - historias inolvidables.

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    1. Yo estoy buscando los míos para esta temporada...
      Un beso.

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  2. El maravilloso bolso de "Doligé"19 de febrero de 2012, 19:46

    Querida Milena!:

    Mis ojos siguen con alegría e interés tus relatos ciertos aunque, al mismo tiempo, ficticios...y hablando de zapatos prometo presentarte a un par en nuestra próxima expedición que podrían quitarte el sueño...

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  3. El maravilloso bolso de Doligé19 de febrero de 2012, 21:22

    Antes quise presentarme como:
    el maravillosos bolso de "Doligé" pero ya veo que las comillas no son muy bien aceptadas...
    Besos!

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  4. Hola Natalia!
    Qué ilusión!
    Sí, sí, vamos a buscar Los zapatos de este verano!!!!
    Me he muerto de risa cuando he visto que te llamabas "el maravilloso bolso de Doligé".
    Un besazo.

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