martes, 8 de septiembre de 2009

Breakfast at Zara's

¡Acabo de descubrir Zara! Sí... con un poco de retraso... ya lo sé... pero nunca he sido especialmente precoz para nada (bueno, excepto para la ropa, tal vez: mi madre cuenta que con apenas dos años, cuando ella abría mi armario, yo me ponía a gritar y a batir palmas de entusiasmo). Por lo visto Zara se me había pasado por alto. Cosas que pasan. Además, tenía ciertos reparos. Tuve un novio especialmente ahorrador que se empeñaba en que comprase allí como hacían su madre, sus hermanas y sus amigas, lo cual me sacaba de quicio. Obviamente. Pues bien, resulta que he pasado buena parte del mes de agosto en el Zara de Paseo de Gracia con Gran Vía (con frecuentes incursiones en el de Rambla Cataluña). ¡Para que luego digan que las personas no cambian! En agosto en Zara hace la temperatura perfecta, al cruzar el umbral de su puerta, uno dejaba atrás una ciudad insomne, sudada y llena de bichos, para entrar en un clima civilizado, tipo norte de Europa, tipo Barcelona en otoño cuando éramos pequeños. Quizá sea una táctica para que la gente empiece a comprar la ropa de invierno (yo desde luego piqué, soy una chica fácil, en pleno agosto estaba comprando, entusiasmada y super concentrada, botas de piel y chaquetas de lana...). Me pregunto si en marzo pondrán la calefacción a tope para que nos podamos empezar a comprar vestidos ligeros y camisetas. Mis amigas extranjeras también querían ir a Zara, al parecer todo el mundo sabe que los Zara de aquí son más baratos y están mejor surtidos que los de fuera. En la tienda (que es inmensa) había un ambiente increíble, estaba llena de grupos de turistas encantadas de la vida, aconsejándose y animándose unas a otras. Las colas en los probadores eran tan largas que algunas acabábamos optando por probarnos la ropa fuera, aunque luego no tuviésemos más remedio que hacer una larguísima cola para pagar. Era como si no hiciese un calor espantoso, como si no hubiese ninguna crisis, como si nadie estuviese solo en la ciudad. En Zara no se puede desayunar, ni siquiera entrar con un capucino en la mano (creo que en Tiffany's tampoco), pero es un muy buen sitio para perderse, para estar solo sin estarlo, para pensar en cosas importantes mientras te pruebas los séptimos leggings negros.  
PS: ¡Gané la chaqueta de Dries! 

1 comentario:

  1. GENIAL TU BLOG !!! CON MUCHAS GANAS DE VERTE. CAFE EN MAURI Y SHOPPING. VOY A SEGUIR TU BLOG.BESOS. CAROLINA ISASI.

    ResponderEliminar